Restauración de Ntra. Señora de los Dolores. Luis Salvador Carmona
Localización:
Catedral Nueva (Salamanca)
Cliente:
Junta de Castilla y León
Fecha de finalización:
30/04/2007
Categoria:
Escultura
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El
siguiente trabajo de restauración se llevo a cabo en una talla de madera policromada cuya autoría reside en Luis Salvador Carmona, uno de los
escultores más destacados de la escuela
castellana de imaginería del siglo XVIII. La escultura representa la Piedad y forma parte del paso procesional de la Hermandad Dominica
del Stmo. Cristo de la Buena Muerte y de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús de la
Pasión y Ntra. Sra. de los Dolores y la Esperanza, ubicada en la Catedral Nueva de Salamanca.
Es
una talla con notas claras del neoclasicismo
que residen en la expresividad de los cuerpos humanos y tintes barrocos reflejados en los pliegues de los paños, cuyas
características formales corresponden a las que Luis Carmona dota a sus obras
maestras, y que se pueden apreciar en el rostro de la Virgen y del Cristo
fallecido, en sus frentes amplias y rectas, cejas ondeadas y gruesas con ojos
saltones y grandes bolsas en los párpados inferiores. Se observan reflejos de
la Piedad de Miguel Ángel que
seguramente sirvió de inspiración al maestro castellano para tallar su obra.
ESTADO DE CONSERVACIÓN.
Debido
a su carácter procesionario como imagen devocional en la Semana Santa salmantina, y a causa de diversos traslados sufridos por la obra
para ser expuesta en diversas exposiciones y muestras, dejaron a su paso grietas superficiales que se pueden observaren todo el soporte,
especialmente en la piedra de madera que se asienta el conjunto. También se
observa la oxidación de los
elementos metálicos internos que producía corrosión en la policromía adyacente,
además de incompatibilidades de los
materiales que componen la talla, así como la huella de anteriores
intervenciones.
En
cuanto a la capa pictórica, la misma no
presentaba graves patologías o perdidas de gran envergadura, aunque contaba
con ciertos problemas que podían haber empeorado el estado de la talla si no se
hubieran tratado. Entre las más destacadas, podemos nombrar los efectos
ocasionados por el paso del tiempo, como la oxidación en la capa pictórica de resinas, la acumulación de suciedad y gotas de cera en la superficie, o el
desarrollo de hongos en los pliegues
de la escultura por los cambios de humedad y temperatura que la misma había
sufrido. También se podían observar repintes,
roces y desgastes de la policromía,
pequeñas perdidas en el estrato o patologías fruto de quemados en algunas de
las superficies inferiores de la escultura.
TRATAMIENTO
Como
medida de protección previa, no se transportó
la figura a las instalaciones de la empresa, por lo que nuestro equipo tuvo que
trasladarse a un espacio habilitado en una capilla lateral de la
propia Catedral Nueva de Salamanca.
Una
vez instalado el equipo y personal en las dependencias de la Catedral, se
procedió a realizar un primer barrido
fotográfico con el fin de documentar y descubrir todas las patologías
anteriormente referidas, así como obtener material para realizar planimetrías de trabajo. Este proceso
se repitió en fases posteriores del
tratamiento. Una vez realizada esta primera toma de contacto, se continuó con
un test de tratamientos de limpieza
a través de diversos cateados en distintas secciones de la talla para inferir
los mejores tratamientos para tratar las distintas partes de la obra. Tras
realizar el cateado y obtener los productos que respondían de mejor forma,
comenzó el tratamiento a la escultura.
En
primer lugar se procedió a la mejora de intervenciones
anteriores, las cuales habían dejado huellas en forma de orificios en la
propia talla y añadidos que no correspondían adecuadamente a la naturaleza de
la escultura. Por ello, se retiraron y sustituyeron por piezas añadidas más
respetuosos, asimismo se rellenaron y macizaron diversos orificios.
Posteriormente se realizó el tratamiento
a grietas y fracturas, rellenándolas con resinas epoxídicas y láminas de
madera de balsa que rellenaron dichas patologías. También se reintegraron las faltas volumétricas,
especialmente en la peana de la pieza que había perdido parte del soporte
original. Sin alejarnos de esta parte de la escultura, también se eliminaron las secciones afectadas por
la combustión mediante bisturí.
Una
vez realizado esta primera fase de reintegración volumétrica del soporte, se
procedió a la eliminación de la suciedad
superficial, manchas de cera, restos de resinas y barnices oxidados, así
como productos de tratamientos anteriores que no respondían correctamente a la
escultura. Cabe destacar la acción realizada en el dedo pulgar de la mano derecha del Cristo de la obra, la cual era un añadido posterior cuya policromía
no se ajustaba estéticamente con el resto de la talla. Por tanto, fue necesario
su retirada y el lijado de la misma para rebajar su tamaño.
Una
vez realizada esta limpieza en la policromía, se procedió al estucado y desestucado de las lagunas
presentes en la talla. En primer lugar se aplicó una capa de preparación de yeso en las lagunas existentes con objeto de
rellenar los huecos de preparación perdidos y servir como base para la posterior
reintegración cromática, la cual se realizó mediante la técnica rigatino, empleando pinceles finos que
se adaptaban a las necesidades de la obra. Este proceso fue complejo y de amplia dificultad en
algunas partes de la obra, como puede ser el pecho del Cristo. Para acabar esta
fase, se procedió a un barnizado por
vaporización para garantizar la correcta conservación y asentamiento de la
reintegración cromática. Para acabar se procedió con el tratamiento de los elementos
metálicos oxidados aplicándose un inhibidor que frenase dicho proceso.